Carácter y actitud

Como mejorar tu autoestima sonriendo

¿Te ha pasado alguna vez que al mirarte en el espejo, encuentras cosas que no te gustan de ti, o que de repente te descubres comparandote con otras personas?

Estos sentimientos, son el reflejo de que tan a gusto te encuentras contigo mismo, lo cual está basado en todos los pensamientos, sensaciones y experiencias recogidas durante tu vida, estos se manifiestan en sentimientos positivos o negativos, dando como resultado la autoestima.

El tener una autoestima saludable, es fundamental, puesto que a través de este sentimiento de aceptación somos felices, es importante tener una buena imagen de nosotros mismos, amarnos y aceptar nuestro cuerpo, dejar de compararnos y agradecer lo que tenemos.

Parte importante de la autoestima es la percepción de nosotros mismos sin importar las opiniones externas, es el reconocer nuestros talentos, habilidades y valores, es aprender a escucharnos e identificar nuestras propias necesidades, es saber qué nos gusta, qué queremos en la vida, qué nos hace feliz.

También el nivel de cuidado, que ponemos en nuestra salud, es de suma importancia, realizar ejercicio de forma continua, alimentar nuestro cuerpo de afecto, saber disfrutar y divertirnos, descansar el tiempo necesario, tener una alimentación sana y balanceada, en conjunto el adquirir buenos hábitos, nos ayuda a mejorar.

Así, para el fortalecimiento de la autoestima necesitamos sentirnos dignos de éxito y felicidad, tener una fuerte percepción acerca de lograr éxito, respeto, amistad y amor, dejar de criticarnos y solo reconocernos a nosotros y a los demás nos dará excelentes resultados.

Otro elemento importante para nuestra autoestima, es la confianza que tenemos de alcanzar nuestras metas exitosamente, el saber que nuestra conducta está regulada por nosotros mismos, tomando la responsabilidad de nuestras acciones, es tiempo de que eliminemos la frase “no soy capaz”, puesto que cada vez que la repetimos confirmamos inseguridad y las consecuencias psicológicas son tan contraproducentes como cuando te lo dicen otras personas, es hora de que empecemos a decir “si me lo propongo, ¡soy capaz!”.

Por último, lograr adquirir la noción de nuestro yo, de nuestras cualidades y características, el conocernos a nosotros mismos supone la madurez de identificar cualidades y defectos, apoyándonos en los primeros y luchando contra los segundos.

Nuestro peor enemigo es ir a la deriva, sentir que no vamos a ningún lado nos detiene, en cambio sentir que nos dirigimos a alguna parte, que tenemos un propósito nos llena de energía.

Trabajar diariamente en nuestra autoestima nos ayuda a sentirnos maravillosamente bien la mayor parte del tiempo, ayuda a que nuestra personalidad emerja naturalmente, ahora es tiempo de aceptarnos y querernos tal y como somos.


Claro que puedes cambiar tu carácter sólo si así lo deseas, cuando uno desea algo fuertemente en su interior las fuerzas del universo hacen que todo salga a tu favor, recuerda querer es poder, pero primero debes convencerte a ti misma de que puedes hacerlo, mantén siempre pensamientos positivos sobre tí, y repítelos en voz alta unas cuántas veces al día, como''puedo hacerlo'', ''soy una persona maravillosa, ''le agrado a la gente'' y de ésta manera verás los cambios y la gente que te rodea lo notará también. confía en tí misma, quiérete un poquito, estoy más que segura que debes ser una persona en verdad maravillosa y agradable, no te estreses, cuando estés con ese chico que tanto te gusta sólo sé tú misma, no exageres porque parecerás postiza, plástica, fingida. Cuídate.

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Los que se las saben todas lucen así.
Mal humor

Todos podemos tener nuestros momentos de mal humor que se consideran totalmente normales, siempre y cuando no sea una conducta habitual.

Si el mal humor se instala en forma permanente en nuestra conducta y comienza a ser algo más que circunstancial, deberíamos conocer las causas y hacer algo al respecto.

El estado de ánimo malhumorado se caracteriza por ver el lado negativo que suelen tener las cosas, por ejemplo viendo siempre el vaso medio vacío en lugar de medio lleno.

Esta forma de ser puede tener o no motivos que la generan. Si los hubiera, lo mejor es intentar descubrirlos para modificar las consecuencias que puede provocar en las relaciones interpersonales y en el propio desarrollo.

Por otro lado, nos está señalando una personalidad con cierta tendencia depresiva, agravada por determinadas situaciones de la vida que por alguna razón no puede resolver.

Es un hecho que casi todos tengamos que atravesar por problemas que nos producen sufrimiento. La cuestión no es tanto resolverlos como conocerlos y aprender a vivir con ellos lo mejor posible.

Cualquier problema puede tener solución pero a veces esa solución se convierte posteriormente en otro problema aún más grave; por lo tanto, es necesario aceptar que eventualmente tendremos que enfrentar los contratiempos y disgustos que esas situaciones no puedan deparar.

Algunas veces llamamos problemas a ciertos desafíos que la vida nos impone y que no son más que oportunidades para evolucionar y no quedarnos estancados.

Otras veces, llamamos problemas a situaciones comunes de la vida, dándoles una connotación trágica que no se merecerían si aceptáramos que son inevitables.

Pero la mayoría de las veces los malhumorados no tienen mayores motivos para su estado de ánimo.

Les molesta la compañía pero por otro lado se quejan porque están solos, se aburren pero no tienen ninguna iniciativa, viven contando sus problemas pero son incapaces de escuchar a los demás, critican a todos porque ven la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio; están desconformes con el gobierno, con su familia, con su trabajo y por supuesto ven todo negro.

Se trata por lo general de personas eternamente desconformes, intolerantes e individualistas que no pueden ser felices de ninguna manera y que con su mal humor canalizan sus energías negativas provocadas por sus desequilibrios emocionales y lo han convertido en un hábito.

Estas personas son muy difíciles de tratar porque creen tener siempre la razón. Poseen una visión pesimista del mundo y están convencidas plenamente que estamos todos al borde del abismo, que se aproxima el Apocalipsis y que es inútil cualquier intento para evitarlo.

Para ellas todo está a punto de estallar y sólo es cuestión de esperar que alguien apriete el detonador.

Sigmund Freud diría que el mal humor es un síntoma de represión de la libido sexual, que no necesariamente siempre se refiere a lo genital, sino a toda la sexualidad entendida como instinto de vida, al no lograr expresarse para participar creativamente en un medio social. El Psicoanálisis podría permitir revelar el trauma, que una vez consciente ayudaría a canalizar lo reprimido adecuadamente.

Otras fuentes lo llamarían vacío existencial o discapacidad para adaptarse a los cambios y para crecer y la terapia desde este enfoque podría ayudar a cambiar la percepción y ver la realidad desde una perspectiva más amplia.

En tanto que para los conductistas sería un condicionamiento adquirido que es necesario desaprender para adquirir otros nuevos más adaptativos.

El mal humor es un defecto de carácter que produce conflictos de relación, discordia familiar e infelicidad, y lo más grave de este modo de ser, es que es contagioso.


La cutrepandi

Nota: Pinchad en la foto para verlos mejor.

¿Quién es quién? ¿Quién creéis que me ha salido más favorecido?

Si buscamos la palabra “cutrepandi” en el diccionario de la RAE, además de otras acepciones, dice:

Dícese del grupito de personajillos envidiosos con nula autoestima que se caracteriza por discriminar a la gente sencilla y buena, por criticar....

Metas
Un esfuerzo más es un fracaso menos.
• Concentrarse más en el estudio.
• Ser una persona más agradable y social.
• Controlar y orientar mejor sus impulsos.
• Prestar más atención cuando le hablan.
• Reaccionar de una manera más positiva al responder.
• Expresar con mayor claridad sus ideas.
• Sentirse más integrado, tanto en la familia como socialmente.
• Mostrarse más cooperativo en las tareas del hogar.
• Sentirse más seguro y confiado de sus condiciones.
• Planificar con claridad sus objetivos, en todas las áreas de su vida.
• Ver su futuro con optimismo e interés.
• Aceptar sus responsabilidades con entusiasmo y seguridad.
• Ser más comunicativo, expresarse de una manera natural y agradable..



El mal genio

Puede ser sólo en momentos    

        Algunas personas parece como si se rodearan de alambre de espino, como si se convirtieran en un cactus, que se encierra en sí mismo y pincha.

        Y luego, sorprendentemente, se lamentan de no tener compañía, o de que les falta el afecto de sus hijos, o de sus padres, o de sus conocidos.

        La verdad es que todos, cuando pasa el tiempo, casi siempre acabamos por lamentar no haber tratado mejor a las personas con las que hemos convivido: Dickens decía que en cuanto se deja atrás un lugar, empieza uno a perdonarlo.

        Cuando nos enfadamos se nos ocurren muchos argumentos, pero muchos de ellos nos parecerían ridículos si los pudiéramos contemplar unos días o unas horas más tarde, grabados en una cinta de vídeo.
Pero no vale la pena    

        Algunos piensan que más vale dar unas voces y desahogarse de vez en cuando, que ir cargándose de resentimiento reprimido. Quizá no se dan cuenta de que la cólera es muy peligrosa, porque en un momento de enfado podemos producir heridas que tardan luego mucho en cicatrizar.

        Hay personas que viven heridas por un comentario sarcástico o burlón, o por una simpleza estúpida que a uno se le escapó en un momento de enfado, casi sin darse cuenta de lo que hacía, y que quizá mil veces se ha lamentado de haber dicho.

        Los enfados suelen ser contraproducentes y pueden acabar en espectáculos lamentables, porque cuando un hombre está irritado casi siempre sus razones le abandonan. Y de cómo sus efectos suelen ser más graves que sus causas nos da la historia un claro testimonio.
Pero con prudencia    

        ¿Entonces, no hay que enfadarse nunca? Fuller decía que hay dos tipos de cosas por las que un hombre nunca se debe enfadar: por las que tienen remedio y por las que no lo tienen. Con las que se pueden remediar, es mejor dedicarse a buscar ese remedio sin enfadarse; y con las que no, más vale no discutir si son inevitables.

        A veces, enfadarse puede ser incluso formativo, por ejemplo para remarcar a los hijos que algo que han hecho está mal, pero serán muy poco frecuentes. Hace falta un gran dominio propio para hacerlo bien.

        El mal genio deteriora la unidad de la familia. Y cuando uno se inhibe o se desentiende hace daño, pero cuando desune hace quizá más.
Señores del carácter    

        Muchas veces, además, carga con el mal genio el menos culpable, el que más cerca está, incluso el propio mensajero de la mala noticia. Y es terriblemente injusto. "Voy a decirle cuatro verdades...", ¿y por qué han de ser cuatro? Sólo con eso ya veo que estás enojado.

        Es verdad que el ánimo tiene sus tiempos atmosféricos. Que un día te inunda el buen humor como la luz del sol, y otro, sin saber tú mismo bien por qué, te agobia una niebla pesada y basta un chubasco, el más leve contratiempo, un malestar pasajero, para ponerte de mal humor. Pero debemos hacer todo lo posible para adueñarnos de nuestro humor y no dejarnos llevar a su merced.


Una anécdota

Había un niño que tenía muy mal carácter.
Un día su padre le dio una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que perdiera la calma debería clavar un clavo en la cerca de atrás de la casa. El primer día el niño clavó 37 clavos en la cerca...
Pero poco a poco fue calmándose porque descubrió que era mucho más fácil controlar su carácter que clavar los clavos en la cerca.
Finalmente llegó el día cuando el muchacho no perdió la calma para nada...y se lo dijo a su padre y entonces el papá le sugirió que por cada día que controlara su carácter debería sacar un clavo de la cerca.
Los días pasaron y el joven pudo finalmente decirle a su padre que ya había sacado todos los clavos de la cerca... entonces el papá llevó de la mano a su hijo a la cerca de atrás... Mira hijo, has hecho bien... pero fíjate en todos los agujeros que quedaron en la cerca... Ya la cerca nunca será la misma de antes...
Cuando dices o haces cosas con coraje, dejas una cicatriz como este agujero en la cerca... Es como meterle un cuchillo a alguien, aunque lo vuelvas a sacar la herida ya quedó hecha... No importa cuántas veces pidas disculpas, la herida está ahí... Una herida física es igual de grave que una herida verbal...
Los amigos son verdaderas joyas a quienes hay que valorar... Ellos te sonríen y te animan a mejorar... Te escuchan, comparten una palabra de aliento y siempre tienen su corazón abierto para recibirte... Demuéstrales a tus amigos cuánto los quieres...
 
Cómo controlar el mal carácter
Nunca digo lo que pienso porque me pienso lo que digo.

El carácter es algo que nos diferencia notablemente a unas personas de otras. Hay personas que somos más temperamentales, somos puro fuego. Por el contrario hay otras más tranquilas que apenas lo sacan y a veces incluso se dejan avasallar. Lo ideal en este tema es encontrar el equilibrio, ese equilibrio se llama asertividad, ¿te suena? Seguro que sí.

Aprende a controlar tu carácter

La asertividad es la capacidad de dar tu opinión y no dejarte controlar ni manipular por los demás. Todo esto sin utilizar palabras hirientes ni buscando culpables, sino desde la conciliación, el buen entendimiento y poniendo la resolución como principio básico. A la vez siendo firmes y no permitir que se abuse de nuestra buena voluntad.

Pero un carácter descontrolado nos va a perjudicar más que beneficiar. Te animo pues a que dejes atrás la excusa de: “es que soy así”, y hagas un pequeño esfuerzo para comenzar a controlar tu carácter, ya que al final la única perjudicada a causa de ese descontrol eres tú.

Cuenta hasta diez antes de explotar y vuelve a pensar en frío.

Normalmente cuando el carácter explota, es un efecto reactivo automático. No hay que pensar, algo sucede y sobre la marcha nuestra sangre comienza a hervir y explotamos.

Lo que te propongo es que cuentes a diez en ese momento y respires hondo. Cuando hayas hecho eso, comienza a reflexionar sobre lo que es mejor para ti, lo que más te conviene. Normalmente una explosión de carácter provoca unos efectos negativos y devastadores sobre las demás personas.

Si las posibilidades de solución ya eran bajas inicialmente, con la explosión no sólo no lo arreglaremos sino que en la mayoría de los casos empeoraremos la situación. En estos momentos debes de relegar el tener la razón por debajo de solucionar el caso que tienes entre manos.

Entrenamiento

Muchas mujeres me preguntan a diario. Pero ¿cómo controlo mi carácter?, es muy difícil, yo soy así. La respuesta es entrenamiento.

Todos los músculos de nuestro cuerpo necesitan ejercitarse, y nos olvidamos de que el cerebro también es un músculo. Y que el primer día no podemos hacer un triple salto mortal, pero con un entrenamiento frecuente, podremos lograr maravillas.

Inténtalo una y otra vez, aunque no lo consigas muchas veces. Vuelve a intentarlo cada vez, reflexiona que es lo que falló la última vez y vuelve a intentarlo corrigiendo las carencias que observes.

Es muy importante no desfallecer en este paso. Nada en esta vida se aprende sin práctica, práctica y práctica.

Utiliza las influencias externas

Tenemos muchísimos mecanismos a mano que nos pueden ayudar tanto a controlar nuestro carácter como a cambiar estados de ánimo que no nos satisfacen, o a conseguir un estado de ánimo deseado.

Por ejemplo la música es uno de los mecanismos más efectivos para conseguir estados de ánimo, podemos relajarnos, sentirnos con energías, ponernos nerviosos, llorar o con ganas de comernos el mundo.

Una buena comedia puede hacerte cambiar el humor. Recuerdo hace muchos años una vez que fui al cine con mi pareja, por el camino nos peleamos. La película era una comedia “Dos tontos muy tontos”, al poco de comenzar la película se desencadenaron las carcajadas y se nos quitó el enfado.

Utiliza los medios con que cuentas a tu alrededor para cambiar tu estado de ánimo y que tu carácter no explote con tanta facilidad impidiéndote conseguir tus metas.



 Test: el color de tu actitud
Cada elección de colores describe un comportamiento.

Los colores muestran dónde reside el problema y se utilizan como indicadores para encontrar la solución al conflicto.

El método es muy sencillo. Se requiere concentración en cada uno de los colores y percibir qué sensaciones y qué estado de ánimo generan. Algunas personas pueden llegar a sentir malestar en el punto del cuerpo correspondiente al conflicto.

Hay que tratar de recordar a la persona o a la situación conflictiva y pensar en cada uno de los colores de conflicto, uno tras otro; y prestar atención a las sensaciones que provoque el color y si se adecua o no a la persona o al asunto a investigar.

El color de conflicto azul señala que existe un distanciamiento interno y no se da una relación relajada y llena de confianza.

El color de conflicto naranja significa que resulta inquietante que el objetivo perseguido y los esfuerzos empleados no tengan el efecto deseado ni un éxito satisfactorio.

El color de conflicto verde representa que la persona en cuestión intenta dominar y llevar adelante sus propósitos y su deseo de imponerse sin condiciones.

El color de conflicto amarillo se refiere al cuestionamiento sobre el futuro cuando el desarrollo deseado se mantiene bloqueado o frustrado.

El color de conflicto violeta determina que existe una dificultad para comprender y la sensación de no estar en la misma onda del objeto de interés.
Los colores como el rojo y el marrón se perciben como “calientes”. El rojo significa excitación y engendra en cualquiera una sensación estimulante.

Estos resultados están avalados por la experiencia reunida a lo largo de decenas de años en clínicas psicosomáticas.


La Conducta
    Es más fácil curarse de una enfermedad terminal que cambiar una conducta.

Si la conducta cambia, cambia también el cuerpo y se curan las enfermedades.

Estudios psiquiátricos realizados a personas con personalidad múltiple registraron que esos pacientes al cambiar de personalidad, cambiaban también sus atributos físicos; por ejemplo, los que tenían lunares con una personalidad se le borraban cuando se comportaban con la otra personalidad.

Estos pacientes también registraban cambios en el color del pelo y los ojos, y en el nivel de glucemia en la sangre cuando adoptaban la personalidad que sufría de diabetes.

La conducta es la responsable del bajo rendimiento en la escuela, de muchos trastornos funcionales, orgánicos y psíquicos, de todas las adicciones, de las dificultades en las relaciones interpersonales, de la destrucción de los vínculos y de los problemas económicos y sociales.

Todas las actividades de la vida se relacionan estrictamente con nuestra conducta y con los resultados que ella provocan.

En Italia, la ministra de Educación, Mariastella Gelmini, impulsa una reforma de la enseñanza en la cual incluye la introducción de la nota de conducta como requisito para aprobar.

Consideran que este nuevo recurso se hace necesario para controlar con mayor eficacia los desbordes en clase que no permiten a los maestros enseñar, ya que los alumnos no respetan la disciplina escolar ni tampoco a los profesores.

La comunicación y el entorno social pueden tener en los niños efectos en su conducta, y en su adaptación y desarrollo intelectual, siendo la continencia afectiva el factor clave para generar las mejores condiciones de crecimiento.

El malhumor generalizado de la población, así como la ansiedad, el estrés y la angustia de los adultos, puede afectar la conducta de los niños, volviéndose éstos hiperactivos y perdiendo la capacidad de atención.

Los problemas de aprendizaje y de conducta deben ser tratados en la niñez, con el correspondiente control y estímulo adecuado posterior a lo largo de la infancia y la adolescencia.

En los adultos, las expresiones más comunes de un ambiente social enrarecido por la mala onda son la baja productividad individual, la irritabilidad, la falta de concentración, el aislamiento, las adicciones a drogas, el desinterés y el rechazo, y la trasgresión de las leyes.

Con respecto a enfermedades como la artritis, los dolores que sufren los pacientes los obliga a permanecer demasiado tiempo en reposo y los desalientan a realizar cualquier movimiento, creándoles el hábito de la conducta sedentaria.

El Dr. Pablo De Caso, integrante del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Austral lleva adelante un programa de manejo personal de la artritis reumatoidea.

Este programa dura seis semanas y luego se puede continuar en el hogar.

Se trata de una práctica diaria de ejercicios de estiramiento y relajación; y de flexibilidad, como bailar o caminar, que mejoran además el funcionamiento cardiovascular y pulmonar.

Este programa ha demostrado que una rutina diaria de treinta minutos con ejercicios de intensidad leve a moderada permite controlar el dolor, la rigidez muscular y la fatiga que produce esta enfermedad crónica que ataca las articulaciones.

En cuanto a la hipertensión, un estudio realizado en las salas de emergencia de 31 hospitales del país demuestra que media hora de reposo en una habitación a media luz, sin ruidos ni conversación es suficiente para estabilizar a 3 de cada 10 pacientes que llegan a la guardia del hospital con la presión muy por encima de los límites peligrosos para el corazón, el cerebro y los riñones.

Las arterias se vuelven rígidas debido a su reacción al exceso de adrenalina que el organismo produce por el estrés y la presión sanguínea sube.

El estrés afecta siempre las áreas del cuerpo más vulnerables que tiene una persona, que puede sufrir además, de gastritis, de psoriasis o de broncoespasmos.

Este estudio del Dr. De Caso demuestra una vez más, como un cambio de conducta puede cambiar la fisiología del cuerpo y la eficacia del reposo como herramienta terapéutica.

Hasta hace algunos años, el principal síntoma de Alzheimer era la pérdida de memoria, sin embargo hoy en día en el 45% de los casos se detecta a través de la presencia del síndrome de trastorno conductual que se manifiesta como apatía, agitación, ansiedad, desinhibición, euforia, abandono de la higiene personal, insomnio, indiferencia, impulsividad, irritabilidad y cambios en la dieta.

La conducta de una persona está siempre expresando algo. Aún no haciendo nada, transmite información, emociones, actitudes, habilidades y también síntomas de enfermedades.


 Riesgo de infarto cerebral


Los sujetos con mal carácter pueden ser más propensos a desarrollar un accidente cerebro vascular (ictus), según concluye un estudio llevado a cabo por un equipo del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta, que se ha publicado en la revista STROKE.

Se ha analizado a un grupo de más de 14.000 adultos en los que se ha visto cómo los que tendían a enfadarse con facilidad tenían un mayor riesgo de desarrollar un infarto cerebral, incluso con niveles elevados de HDL-colesterol (el colesterol "bueno").

Estudios realizados previamente, habían asociado una personalidad agresiva con el riesgo de enfermedad cardiovascular.

El estudio revela que enfadarse con uno mismo se asocia ligeramente con un aumento del riesgo de ictus, pero cuando aumentaba el mal carácter también se elevaba el riesgo de ictus en tres veces entre los participantes de 60 años o menores.

El peligro de ictus entre los participantes mayores y entre los que tenían niveles bajos de HDL-colesterol parece ocasionar un riesgo elevado y el mal carácter puede ser un riesgo adicional.Así mismo,los sujetos con mal carácter pueden tener mayor incremento de la presión arterial, la vasoconstricción y de sustancias que favorecen la formación de trombos.Todo esto puede afectar al flujo sanguíneo cerebral.

Junto a todo esto, se descargan hormonas con el mal humor, como la adrenalina, que pueden dañar las paredes de los vasos.

Parece que el control del mal carácter puede ayudar a mejorar la salud cardiovascular.


¿Cómo es una persona con carácter?
Cuando se dice que tienes un fuerte carácter, suele querer decir que tienes un mal carácter.

El tener carácter implica una decisión firme y una férrea voluntad para proponernos objetivos y alcanzarlos en la medida de nuestras posibilidades, el cultivo de los buenos hábitos, la actitud positiva hacia el trabajo y el esfuerzo por dominar a nuestros impulsos y al egoísmo.

El transformar la imagen de una personalidad emprendedora, llena de energía, de fuerza y vitalidad, a una forma de ser propia y natural, es sin lugar a dudas, algo atractivo para cualquier persona. Con cierta facilidad podríamos calificar si una persona tiene carácter o no, dependiendo de las actitudes que consideramos como positivas, o en su defecto, con falta de firmeza y según sea el caso. Esta valoración que hacemos de los demás.

En algunos momentos se ha malentendido el "tener carácter" como sinónimo de rudeza, prepotencia, altanería, u obstinación. Por otra parte, no siempre se ha identificado la falta de carácter con las quejas continuas por el trabajo y todo lo que implica, las labores domésticas los estudios... y en general de todo aquello que de alguna manera nos incomoda.

No hay recetas mágicas para librarse de su mal genio. Pero si algunos consejos que puede aplicar para controlar su ira. Dele una mirada y quedase aunque sea con uno. 


1.- Admita su mal carácter y esfuércese en buscarle y ponerle remedio.
2.- Razone sobre los motivos que lo llevan a exaltarse en determinados momentos.
3.- Contrólese. Trate de estar tranquilo y escuche a los demás cuando hablen.
4.- Aprenda a meditar y use esta técnica cada vez que sienta que va a enojarse.
5.- Haga el esfuerzo de ser comprensivo con los demás.
6.- Cuando se presente una situación adversa y que sienta que no puede controlar, sea positivo.
7.- No busque la hostilidad como forma de ganar el respeto o el temor de otras personas, intente conectar con las demás personas.
8.-Ríase de su mal carácter.
9.- Trate a los demás como quiera que lo traten.
10.- Viva cada minuto de su vida como si fuera el último. Así verá sus hostilidades en la distancia.

Una persona con carácter tiene retos constantes, no contra los demás, sino para consigo mismo. Cada reto personal es una manera de forjar un carácter recio, firme y decidido, incapaz de detenerse ante los obstáculos, de lamentarse por el cansancio o cuando las cosas salen mal.

Lo propio siempre será asumir siempre nuestra responsabilidad en cualquier caso, lo que nos lleva a evitar mentir o dar pretextos y justificaciones cuando cometimos un error por negligencia. En este rubro se considera el evadir algunas tareas que nos son particularmente desagradables, como aparentar demasiado trabajo para que nuestro jefe no nos asigne una tarea extra para el día de hoy.
De alguna forma todo aquello que tenemos en nuestro interior, lo manifestamos muchas veces sin darnos cuenta: los días pasarán lentamente si continuamente estamos pensando en que llegue el fin de semana para liberarnos, y así dedicarnos a descansar, ponernos cómodos y divertirnos, en pocas palabras: pereza.
Nuestro trato a los demás siempre debe ser cordial, y no sólo eso, hay que evitar por todos los medios criticar o que se haga crítica de las personas. Esto sólo refleja envidia y vano amor propio.

La persona que verdaderamente tiene carácter no ve obstáculos, sino retos; domina sus impulsos para ser dueño de su voluntad: conserva amistades y relaciones por los valores que transmite; encuentra alegría en lo que hace, sin conformarse con ser feliz a través de los placeres pasajeros.

Psicología del carácter
Con el mal carácter la calidad de vida y la salud se ven afectada por ambos lados, del que se enoja y la víctima. Desaparece el bienestar totalmente.
Las víctimas generalmente son personas muy cercanas, cercanía que no pueden evitar, ya sea por dependencia económica o familiar.
Ello hace que sufran de agresiones permanentes, tanto que pueden llegar a acostumbrarse, que psicológicamente no les afecta, por lo que el agresor puede incrementar el nivel y producirse casos extremos.
Dentro de la psicología del carácter o psicotipo se analizan los rasgos y los cuales pueden ser heredados o adquiridos, que se manifiestan en el temperamento, carácter y personalidad.

Estudio del temperamento
El temperamento viene siendo estudiado desde los filósofos griegos de la antiguedad y tiene orígenes biológicos, denominados: bilioso o activo, sanguíneo o rápido, jovial; nervioso, delicado o nervioso y, linfático, tranquilo triste.
El carácter se define como inalterable y oscila entre los introvertidos y extrovertidos. La personalidad se va modificando con los años y la experiencia.

Caracter y personalidad
Dentro del carácter, a que se dedica este post, se puede definir a las personas estudiosas, corteses, tranquilos, formales, astutos y otras formas. Pero englobando los diferentes tipos, se puede hablar de buen o mal carácter.
Puede ser estudioso pero estudia enojado, puede ser cortés con unas personas pero el enojo aparece con otros grupos.
El enojo trae a menudo doble personalidad, estimula las reacciones agresivas. Conlleva a la intolerancia. Sin embargo, necesariamente no tiene porque ser negativo. Lo importante es como manifestamos nuestro enojo.
En Asia existen organizaciones que permiten romper televisores, equipos de sonido y otros artefactos por un pago de 200 dólares, así se descarga el enojo como terapia.
El mal carácter, debe evitarse. Todos en algún momento nos enojamos, pero no tenemos que matar a nadie por ello. El mal carácter puede permanecer inalterable por toda la vida y nuestra calidad de vida se echará a perder y con ello la de nuestros seres queridos.
Jesús Cristo mismo, se enojó cuando echó a los mercaderes del templo. Pero no formaba parte de su carácter este enojo.
La solución, una vez más se obtiene con las prácticas de la meditación, relajación, poder mental. La alimentación natural, el amor por la naturaleza, el ejercicio físico.
Sal de la rutina, redefine tus prioridades, conversa mucho más con tus seres queridos y sonríe. Si sientes que te vas a enojar, repite un mantra que no falla: paz, paz, paz, muchas veces mentalmente o en voz baja.

Paz
Esta palabra o mantra en muy eficaz. Se practica en los templos de Asia en otros idiomas, pero en castellano, tiene los mismos resultados. Tan sólo repite paz, paz, paz, y verás lo efectivo que es.
Si ya varias personas te han dicho que tienes mal carácter, sería bueno que tomes cartas en el asunto. Tu bienestar, salud, calidad de vida Ok, están en juego.
Serenidad

¡Hoy en día tenemos tantos problemas y asuntos que resolver! Parece imposible que en medio de tantas preocupaciones y contratiempos, podamos conservar la serenidad para resolver todo sin caer en la desesperación ni afectar a los demás con nuestra impaciencia.
El valor de la serenidad nos hace mantener un estado de ánimo apacible y sosegado aún en las circunstancias más adversas, esto es, sin exaltarse o deprimirse, encontrando soluciones a través de una reflexión detenida y cuidadosa, sin engrandecer o minimizar los problemas.
Cuando las dificultades nos aquejan fácilmente podemos caer en la desesperación, sentirnos tristes, irritables, desganados y muchas veces en un callejón sin salida. A simple vista el valor de la serenidad podría dejarse sólo para las personas que tienen pocos problemas, en realidad todos los tenemos, la diferencia radica en la manera de afrontarlos.
La serenidad no se da con el simple deseo, si así fuera, no tendríamos tiempo de sentirnos intranquilos o desesperados. Usualmente reaccionamos y actuamos por impulsos, privando a nuestra inteligencia de la oportunidad de conocer y dilucidar todas las aristas del problema. 
Revisemos cuatro ideas básicas para generar serenidad en nuestro interior:

- Evitar “encerrarse” en sí mismo: 
Encontramos mejores soluciones cuando buscamos el apoyo y el consejo de aquellas personas que gozan de nuestra confianza (los padres, un buen amigo, algún director espiritual, un profesor, etc.) , porque sabemos de antemano que su opinión estará siempre de acuerdo a la razón, la verdad y la justicia.

 - Concentrarse en una labor o actividad: 
Parece contradictorio pensar en mantener la atención rodeados de tanta tensión y preocupación, pero es posible salir de ese estado encaminando nuestros esfuerzos a realizar nuestras labores con la mayor perfección posible. Lo que necesitamos es liberar nuestra mente, salir del círculo vicioso y estar en condiciones de analizar las cosas con calma. No existe mejor distracción que el propio trabajo y la actividad productiva.

- Gozar de la alegría ajena: 
Normalmente las personas que nos rodean se percatan de nuestro estado de ánimo. ¿Por qué volvernos chocantes y agresivos? Los hijos, el cónyuge, los compañeros de trabajo no tienen la culpa, tampoco son indolentes a nuestro sentir, simplemente intentan hacernos pasar un momento agradable, no debemos alejarnos, ni rechazar estas pequeñas luces que iluminan nuestro día. Escucha las anécdotas, sonríe, ayuda a tus hijos a hacer la tarea… ¡Aprovéchalos!

- Cuidarnos físicamente: 
Parece elemental y obvia esta observación, pero hay personas que se sienten afectadas de tal modo que dejan de comer y dormir por sus preocupaciones. Todos sabemos que las personas se vuelven más irritables ante la falta de alimento y descanso, por lo tanto, este descuido merma nuestra capacidad de análisis y decisión.

La serenidad hace a la persona más dueña de sus emociones, adquiriendo fortaleza no sólo para dominarse, sino para soportar y afrontar la adversidad sin afectar el trato y las relaciones con sus semejantes.

 

CAMBIAR
    No es fácil cambiar y crear de la noche a la mañana una mejor vida, los cambios significativos son difíciles pero hay muchos pasos pequeños que podemos dar en el proceso de alcanzar ese cambio mayor que tanto anhelamos.

    Aunque al principio no logremos mucho el solo hecho de mantener un estado mental adecuado y receptivo nos va a poner en movimiento, nos va a ubicar en el camino correcto hacia nuestro desarrollo personal.

    A continuación te presento un par de escenarios para explicar mejor a que me refiero con "pequeños pasos para mejorar":

    Primer ejemplo: Juan quiere dejar de ser malhumorado y convertirse en esa persona que la mayor parte del tiempo es amable y anda de buen carácter, pues el debe empezar con acciones pequeñas, como sonreír un poquito más cada día, apreciar verbalmente el trabajo de algún miembro de su familia o de algún colega, usar cada vez más "un por favor" y "un gracias".

    Dejar atrás el mal carácter, la rudeza, el enojo cotidiano es imposible de un día para otro, pero los que son posibles son los cambios minúsculos, que parecen imperceptibles pero que con el tiempo se convierten en buenos hábitos, tan naturales que no requieren ningún esfuerzo para realizarlos.

    Segundo ejemplo: Mariana desea perder peso, entonces ella tiene que iniciarse con tareas pequeñas como caminar cortas distancias cada mañana o cada tarde, comer de hoy en adelante un poquito menos de aquellos alimentos con grasas y azúcares, visualizar el cuerpo que ella desea tener, visualizar esa Mariana que ella desea ser. Las libras no se pierden de un soplo. Nadie se levanta un día y descubre que a perdido diez libras, perder peso es un proceso como todo en la vida y es mejor empezar de a poquito.

    Y tú, tú puedes comenzar ahora mismo, ¿cuáles son esos pequeños cambios que puedes ejecutar?, ¿cuáles son esos pequeños pasos que puedes dar y que te conducirán a los grandes pasos?....Empieza ahora y viendo los resultados positivos poco a poco te sentirás motivado para seguir, para hacer mas por ti, por tu existencia individual y tu existencia social. Lánzate ya, no esperes más.

    Recuerda: Es mejor optar al inicio por los aspectos más fáciles. No se trata de evadir los aspectos más difíciles sino de descubrir que al realizar algo que no requiere de mucho ya comienza a desarrollarse el proceso de cambio.

¿Te conviene?